En momentos electorales, los candidatos sacan a relucir más de lo mismo: más empleo, más seguridad… parecen convertirse en promesas vacías de contenido y sin asidero. ¿Podrá una nueva estrategia posicionar de una vez y para siempre a nuestro país?
Por Diego Pasjalidis – Experto en estrategias e innovación (Fundador de inspirativa.com)
La estrategia e innovación, en conjunto, nos permite inspirar cambios en la forma de percibir el mundo y, a partir de allí, modificar la realidad. Un país requiere un “modelo”; pero no un “modelo económico” sino un modelo que permita justificar una razón de ser en el mundo.
Con los cambios políticos y el pasar de los años, vemos como las promesas de los candidatos se plasman en plataformas electorales que – muchas veces – son inútiles desde su concepción. Una estrategia país no se construye solo con ideales o aspiraciones personales, se desarrolla teniendo en cuenta el entorno micro y macro, conociendo los recursos y capacidades con los que se cuentan y, a partir de allí, debe estructurarse un modelo sólido en donde cada aspecto se encuentre en una perfecta y balanceada relación entre las partes. No podemos considerar la inseguridad desvinculada de la educación, así como tampoco la economía sin relación a la salud. Todo es un sistema, y afectar una de las variables impacta en el resto.
Séneca decía “si no se sabe a qué puerto se dirige, ningún viento será favorable”. Y esto es algo que los principales mandatarios deberían saber: ¿a dónde vamos?
Modelar el futuro
Argentina cuenta con dos atributos diferenciales a nivel regional y mundial: el nivel de su educación y la diversidad cultural y turística en toda la extensión de su territorio.
Imaginemos un modelo de país que priorice estas dos variables. No quiere decir que desatendamos las otras, sino que nuestro foco estratégico estará en “Educación & Turismo”. Imaginemos, por un momento, cuáles serían las acciones que deberíamos tomar, cuáles serían nuestra prioridades.
Si diseñáramos este modelo, orientado a prestar servicios al mundo, fomentaríamos la llegada de interesados, la llegada de capitales, de inversiones. Se activaría el sector turístico y educativo. Se potenciaría el consumo en gastronomía y otros bienes durables y no durables. Sería una medida federal, ya que impulsaría a las economías regionales por la mayor afluencia de turistas y estudiantes.
Pero, si quisiéramos seducir a estos miles o millones de potenciales “clientes” de Argentina, ¿en qué actividades deberíamos enfocarnos? Tenemos todo, todo. Pero debemos compatibilizar, adaptar, ajustar, la forma de tratar al turista. Debemos fomentar la cultura del respeto. Nos va a obligar, ya que la estrategia que no asegurará el éxito dependerá de ello, crear una cultura solidaria, amigable, respetuosa hacia los visitantes.
Esa cultura, será parte de nuestra identidad en poco tiempo. Ya no existirán prioridades personales o de determinados sectores a que ocurra una u otra situación puntual, todos velaremos porque el modelo país se sustente, sino ni a los exportadores ni importadores le irá bien.
El servicio, como el turismo y la educación, no generan inflación. Tenemos capacidad ilimitada, podemos adoptar la escala que sea necesaria y, a partir de allí, hacer que gire la rueda económica sin pausa, y de forma armoniosa.
Solo cinco años hacen falta para que los frutos de un modelo país puedan ser vistos. El modelo unifica, mientras que los partidos (como su nombre lo indica) dividen.
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