¿POR QUE ESTO ME PASA A «MEEEE…»?

Rosa María A. (México) nos escribió y pregunta: ¿cómo puede ser que en mi trabajo asciendan a la persona que menos se lo merece? ¿qué puedo hacer?, porque me siento mal por esto, desmotivada.

Para algo decimos lo que decimos. Para algo dicen lo que dicen. Cuando conversamos siempre estamos comprometidos con algo. Comprometidos a que las cosas sigan igual o comprometidos a que las cosas cambien.  Tal vez eso que me digo ahora ya no tiene valor, pero lo tuvo en su momento. Cambió el contexto y yo sigo con el mismo mapa. Distinguir las cosas que me digo para elegir mejor lo que quiero, y que me falta para lograrlo.

Por Daniel Elhelou – Especialista en Coaching y Finanzas PyMe, INSPIRATIVA.COM

Cuando describimos las situaciones que pasan, aunque estemos o no de acuerdo, no estamos aprovechando el lenguaje para transformar la realidad, sino que solamente la describimos: “En este lugar siempre las cosas van a ser de esta manera” “Que increíble, tantos años y las cosas siguen como el primer día” “Mi compañero de trabajo es una roca” “Que injusticia el caso que están dando en la televisión” “En el estadio siempre sirven hamburguesas congeladas”,  “Estoy desmotivada, pues en mi trabajo ascendieron al que menos se lo merece”.

Lenguaje Descriptivo: Casi como las cabras o las ovejas… “a mí siempre meeee pasa lo mismo”

A estas formas de hablar las podemos llamar DESCRIPTIVAS, es decir contamos nuestro punto de vista de lo que está pasando; pero cuando terminamos de narrar las cosas van a seguir igual. Nuestro compromiso es a que las cosas sigan así. Tal vez, preferimos seguir en nuestra zona de confort con respecto a ese tema a hacer algo para cambiarlo, lo cual requiere de nosotros una cierta movilización.

 

Lenguaje Generativo: Casi como líderes protagonistas… “¿qué me falta para lograr lo que quiero?”

La otra forma de hablar es transformadora de la realidad, genera -tal vez- un poco de incomodidad pues es necesario salir de la zona confortable en la que estábamos. No quiere decir que el cambio está garantizado, pero sí que contribuye, predispone, un camino para que las cosas cambien: “Quiero formar a mi compañero de trabajo en estos temas” “Te propongo esto que creo fundamental para mejorar tal situación” ”te pido una mano para poder hacer esto”. Estas formas de hablar las podemos llamar GENERATIVAS y su compromiso es hacer algo desde el lenguaje y la actitud personal para que las cosas cambien. Básicamente, son las conversaciones donde aparecen propuestas, pedidos y declaraciones sobre lo que quiero que pase.

En un lugar donde el lenguaje que predomina es el descriptivo, es posible que la realidad que percibimos siga igual a lo largo del tiempo.  En cambio, si hay espacios para conversar en forma generativa, es decir declarando lo que quiero, proponiendo, haciendo pedidos, es posible que en la realidad se generen cambios. Si alguien pide algo, y el otro dice que no o dice que sí, ya algo cambió. Hay un “si”, es decir un compromiso de alguien para con algo, o al menos hay un “no justificado” dando vueltas.

 

¿Cómo puedo ser generativo con mis propias conversaciones?

Cuando en diversos contextos escuchamos conversaciones en las que se describen permanentemente las cosas y lo que queremos es ayudar a otros a generar un cambio podemos hacer dos preguntas: ¿Que quieres que pase con esto que comentas? y ¿Qué te falta para lograrlo? Ahora bien, si algunas veces me descubro a mi mismo en conversaciones descriptivas (en mi conversación interna) me puedo hacer las mismas preguntas ¿Que quiero que pase?  ¿Qué me falta para lograrlo?

 

Posibilidad, Capacidad y Merecimiento

Algunas veces los que sucede es creer que algo es imposible, creer que soy incapaz o que no lo merezco.

Son tres interpretaciones que hacemos habitualmente de nosotros mismos o de los demás. ¿Qué podemos hacer entonces?

Si sabemos “lo que queremos”, propongo tres preguntas con respecto al objetivo: ¿Es posible que suceda? ¿Soy capaz de llevarlo a la práctica? ¿Creo que soy merecedor de que sea un éxito? Si algunas de estas preguntas tienen como respuesta un “No” o un “Si dubitativo”, ya tenemos algo por dónde empezar a inspirar un cambio.

Cabe destacar que el “cómo digo lo que digo” o “cómo me digo lo que me digo” es clave para que el efecto de cambio sea el buscado, es decir que necesariamente tiene que ser dicho con empatía con la otra persona o de una forma compasiva. De lo contrario parecería un reto o una descarga de emoción personal más que un querer contribuir con ayudar al otro.

 

Fuente de motivación

Y cómo lograr la motivación?… Sería bueno que la motivación venga de dentro de nosotros mismos, tratando de ser propios artífices de nuestra fuente de motivación, y no que la misma venga desde afuera, sino parecería ser como que dejamos que el afuera sea el motor de nuestras vidas. El afuera “meee” condiciona también en esto que es muy propio y personal.

¿Qué va a pasar contigo cuando logres tu objetivo? ¿Para qué quieres lograrlo?… la motivación viene dada por poner el foco en el último sentido (trascendente) que le damos a nuestras metas, pero eso será fuente de inspiración de un próximo artículo.


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