María Elvira M. (Madrid, España) nos escribe: “hace dos meses me ascendieron como supervisora porque era la mejor empleada, según mi jefe. Hoy siento que no me está yendo bien y no sé qué hacer.”
Por Diego Pasjalidis – Experto en Estrategias & Innovación, Fundador de INSPIRATIVA
Lo que le sucede a María Elvira es moneda corriente en las empresas: el mejor empleado es promovido, ascendido.
En las empresas familiares, tal y como es el caso de nuestra lectora, el concepto de “mejor” – además de su desempeño específico – viene condimentado de una fuerte carga emocional, ya que la elección de los cargos de supervisión y jefatura también consideran la amistad con los dueños.
En ese contexto, e independientemente de merecer el reconocimiento, normalmente los jefes y los empleados no tienen en cuenta los tres círculos del desempeño:
En el círculo del SABER tenemos todo el conocimiento adquirido en nuestra vida que adquirimos estudiando, aprendiendo de errores, a través de la lectura o comentarios, etc. Es el stock de conocimientos que está resguardado en nuestro cerebro.
Dentro de QUERER tenemos lo que nos gusta, lo que amamos o deseamos hacer. Esto se traduce en la actitud que tenemos ante las cosas. Aquí están nuestras pasiones, que se alojan en nuestro corazón.
Finalmente, en el círculo de PODER consideramos nuestra aptitud, es decir, nuestra capacidad de hacer algo. Hablamos de las habilidades técnicas que tenemos. Son nuestras manos, pies, boca, cuerpo, al servicio de la acción.
Cada uno de nosotros tiene conformado estos tres círculos: algunos más alineados, otros un poco más lejanos. En algunos casos dos se tocan y otro no, y así podemos continuar con los ejemplos.
El error de no conocer los círculos
Para representar este concepto, propongo un ejemplo: el fútbol. Supongamos que tenemos un gran jugador, técnicamente brillante. Ese jugador es habilidoso, y tiende a ser tan confiado que se vuelve demasiado individualista… pero convierte goles, y es lo que vale para su equipo!
El Director Técnico decide “ascenderlo” a capitán. ¿Cuáles eran los 3 círculos del jugador y cuáles son los requeridos para ser capitán? ¿Son los mismos?
Notemos que el SABER, QUERER y PODER del jugador casi conformaban tres círculos plenamente alineados: el jugador es feliz, hace lo que le gusta, sabe hacerlo y quiere hacerlo!
Pero, al pasar a ser capitán, requiere incluir a sus círculos más conocimientos y habilidades:
- Al círculo del SABER debe agregarle conocimientos de liderazgo, de motivación, de resolución de conflictos y negociación para poder liderar a sus compañeros en un clima de mucha pasión y rivalidad competitiva.
- Al círculo del QUERER debe agregarle el deseo de hacerlo y serlo: ¿realmente deseas un ascenso para lidiar con quienes fueron tus compañeros?. Muchos quieren ascender, porque eso implica prestigio, reconocimiento, dinero… pero no todos quieren lo que la nueva función les demanda.
- Finalmente, al círculo del PODER debe sumarse la capacidad de que la persona lleve adelante estas nuevas responsabilidades: pude haber estudiado liderazgo, querer liderar pero, sin embargo cuando estoy frente a la gente y debo tomar decisiones, no puedo hacerlo por temor, inseguridad o lo que fuere.
El mejor jugador no necesariamente es el mejor capitán, al igual que el mejor capitán tampoco será el mejor Director Técnico. Cada puesto, función, requiere 3 círculos diferentes. La habilidad está tanto en el jefe como en el empleado en conocerlos y en desarrollarlos.
A María Elvira le digo: ahora que estás en el nuevo puesto, y que conoces los 3 círculos, una alternativa es realizar una lista del SABER y PODER que esta nueva responsabilidad requiere y, finalmente, determinar si QUIERES y cómo quieres asumir ese desafío.
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