A través de un simple ejercicio, les proponemos reflexionar sobre un tema fundamental a la hora de liderar nuestra vida. Conocer nuestra actitud para el liderazgo no solo nos abrirá más puertas, sino que nos permitirá conocer más sobre nosotros mismos.
Por Daniel A. Elhelou (@Dani_Elhelou) -. Especialista en Coaching Inspirativo. Director de Inspirativa.com
Te propongo que te imagines frente a una pantalla en blanco. Esa pantalla representa todo el conocimiento que hay y el que puede llegar a haber en el universo. El conocimiento es el que está en la mente de todas las personas, también incluiremos a aquellas cosas aun no están descubiertas, y las que existen en potencia: idiomas, ciencias, deportes, filosofía, astrología, valores, lugares, religiones, y cualquier otro aspecto que puedas imaginarte está representado en esa pantalla.
Ahora te propongo que señales cuanto representa tu conocimiento personal, lo que sabes, en esa pantalla.
Es probable, y lo corroboro con los alumnos de mis clases, que lo que hayas pensado sea que tu conocimiento representa “un puntito”, o algo parecido. Un poco más grande, un poco más pequeño, pero por lo general coincidiremos en que nuestro conocimiento representa un puntito en esa pantalla. “Un puntito que quiere aprender, para ser un puntito un poquito más grande”: Un aprendiz.
Algunas conclusiones que podemos arribar de este sencillo ejercicio podrían ser las siguientes:
- Hay cosas de las que “no sé que no sé”. Me doy lugar, y permiso, a declarar que estoy como un ciego frente a determinadas situaciones. No tengo idea, no tengo consciencia ni de que existen.
- Hay elementos de los que “sé que no sé”. Sería como un ignorante en ese tema. Les puedo poner nombre, pero solo eso. Soy consciente de que existen, los identifico, pero no soy competente. Por ejemplo, se que existe un idioma que es el Chino, pero no lo sé hablar ni interpretar. No lo domino. Sé que existe, pero soy ignorante en ese dominio, área, concepto.
- Hay conceptos que “sé que sé”. Los manejo, y tengo cierta habilidad sobre ellos. Soy consciente de que hay cosas en las que soy competente.
- Por último, en otros temas soy un experto, algo así como manejarlos hasta inconscientemente. Algunos manejamos un auto, o nos lavamos los dientes sin estar haciendo consciente esa habilidad, simplemente la ejecutamos. Esto pasa en los dominios o situaciones de nuestras vidas, por lo general, en la que nos dedicamos: nuestro trabajo diario.
Cuestión de actitudes
En general, cada uno de nosotros en nuestro rol de Líder (al menos de nuestra propia vida) podemos tener dos actitudes con las cuales llevar adelante nuestro liderazgo:
a. Actitud “Me las sé todas”: esta persona no reconoce que, en su liderazgo, en su conocimiento hay espacios de ceguera. No se da cuenta que el otro puede saber algo que el líder no sabe. Sus relaciones y sus formas de comunicarse son desde el “no escuchar”. Estos líderes se manejan posiblemente con soberbia e interiormente se formulan frases como “¿para qué voy a escuchar si ya se todo?”. Por lo general no generan empatía, y son líderes de otros por razones de una relación de poder formal.
b. Actitud “Aprendiz”: Son líderes que reconocen que no saben todo, al contrario, que son como un puntito en el conocimiento total. Se sienten necesitados de otros y ejercen su liderazgo sin temor a reconocerlo. Por lo general generan empatía con sus liderados, y su liderazgo es validado con independencia a la relación formal.
¿Para qué me sirve darme cuenta de esto?
Entiendo que abre posibilidades para muchas cosas, pero en principio las voy a resumir en dos sub-actitudes del Líder Aprendiz: humildad y apertura (comparables con la soberbia y estrechez del líder que cree sabérselas todas”)
Humildad: Si me doy cuenta de que lo poco que sé es solo un puntito en el todo, me obliga, me invita a ser más humilde en las relaciones humanas. Cuando vaya a hablar con alguien no lo voy a hacer desde la verdad inexorable, sino desde entender que en esta película de la vida hay cosas que no soy consciente de que existen, y en que otras muchas, incluso soy ignorante.
Apertura: Distinguir esto, me compromete a tener apertura para escuchar a otros. Si quiero que mi puntito de conocimiento sea un poquito más grande, y sé que la otra persona es como otro puntito con un conocimiento distinto al mío, no me queda otra opción que escucharlo, queriendo aprender de él. Me aliento a indagar, preguntar con verdadera curiosidad para incorporar nuevas ideas, formas de pensar, puntos de vista de la realidad.
Puede ser que más allá de la apertura que le demos a nuestras relaciones: empresa, sector, rubro, región, comunidad, podemos estar viviendo momentos en que nos está costando conversar, validar la mirada de los otros, respetar la otra opinión, y hasta simplemente escucharla.
No dejemos de pensar de que somos como ese puntito de conocimiento, y que el otro seguramente sabe algo que yo no sé.
Festejemos declararnos ignorantes desde este paradigma, probablemente sea el primer paso en un camino de aprendizaje personal, familiar, organizacional y comunitario.
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