¿Cómo puedo ser más creativo?: creando el futuro

Quizás alguna vez hubieran deseado volver al pasado con el conocimiento que hoy poseen. Por ahora, eso no es posible; pero lo que sí está al alcance de sus manos son dos técnicas que les permitirán simular esa situación para construir hoy lo que mañana será un buen negocio.

Por Diego Pasjalidis (@diegopasjalidis) – experto en Estrategias & Innovación, Fundador de INSPIRATIVA.COM

Walt Disney popularizó la frase “si puedes imaginarlo, puedes crearlo”. Hoy, muchos “gurúes” de la autoayuda escriben libros inspirados en este tema. Pero no hace falta tomarlo tan serio: recordemos películas o series de viajes en el tiempo, aquellas futuristas de ciencia ficción o viajes interestelares, e – incluso – versiones de súper agentes con dispositivos secretos.

Alguien, el guionista o autor, imaginó el escenario que quiso, por más alocado que pareciese, y luego creó los dispositivos adecuados para ese entorno. Piensen en cuantas de esas innovaciones imaginadas tiempo atrás hoy son realidad: teléfonos celulares, tablets, horno microondas, etc…

Esto, que parece reservado para personas excepcionalmente creativas, está al alcance de nuestras manos si nos proponemos entrenar nuestra creatividad con dos técnicas: forzar realidades y futuros probables.

Forzar realidades

Imaginemos que la próxima generación de personas nacerán ciegos. Ninguno, sin ninguna excepción, podrá ver. ¿Qué ideas, negocios, productos o servicios pueden desarrollar? (alimentos, esparcimiento, comunicaciones, etc.).

Ahora imaginemos que los Estados nacionales premiarán a aquellas personas que utilicen sus residuos de forma creativa ¿qué ideas, negocios, productos podrían desarrollar con sus desechos diarios? (botellas, periódicos, vidrios, alimentos, etc.).

Estas situaciones, además de tantos otros futuros que podemos forzar, nos permiten crear soluciones novedosas que, de otra forma, no serían posibles.

Si tenemos una hoja en blanco para desarrollar ideas creativas, seguramente nos quedemos un largo rato sin poder escribir algo interesante. Ahora, si tomamos esa hoja en blanco con un estímulo desafiante como “las personas solo podrán utilizar 10 litros de agua por día para todo uso”, nuestro cerebro comenzará a imaginar el impacto de ese estimulo, buscando soluciones para los desafíos que deberá enfrentar, generando una gran cantidad de ideas y propuestas.

Futuros probables

A diferencia de la anterior, “futuros probables” nos permite generar ideas sobre escenarios que posiblemente ocurran, sin irnos tan a los extremos. Estos futuros se construyen considerando lo que ha ocurrido en el pasado, las conductas y descubrimientos actuales, además de ciertas tendencias “no tan alocadas” que podemos percibir hoy.

Así, imaginen el mundo dentro de 100 años. ¿Cómo creen que la gente se comunicará, cómo serán esos dispositivos? ¿Cómo se capacitará, de qué forma, qué tipo de docentes habrá? Sigan preguntándose cómo creen que podrá ser la vida cotidiana en ese momento. Luego piensen ¿Qué ideas, negocios, productos o servicios se les ocurre desarrollar hoy para aprovechar esa realidad?

Les propongo trabajar con estas dos técnicas aplicadas a su entorno de negocios, o en algún área de interés (educación, salud, seguridad…) y comiencen a crear ideas para ser uno de esos casos que hoy admiran en el mundo de los negocios.

El futuro no es un lugar a donde vamos a llegar, sino un lugar que nosotros construimos. Podemos elegir ser objeto de ese cambio, o sujeto: para cualquiera de ambas elecciones, el único verbo admisible es “innovar”.


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