En la actualidad, si hay algo que caracteriza las sociedades y sus organizaciones es el cambio vertiginoso que se está viviendo, este tren veloz que nos lleva casi sin control. ¿Malo conocido, o bueno por conocer?
Por Lic. Ángel M. Papadópolos – Diplomado en Desarrollo Local Orientado para la Generación de Empleo, para INSPIRATIVA.ORG
Tomaré como referencia un viejo refrán que dice “más vale malo conocido que bueno por conocer”, aunque también escuché “más vale malo conocido que malo por conocer”. Este último rinde mayor culto a la desesperanza, puesto que visualiza como opción el cambio de lo malo por lo malo.
En cualquiera de ambos casos, el análisis es similar: no deben existir frases más tajantes que rechacen el cambio, tales como las anteriores.
Si revisamos el mensaje, podemos interpretarlo así: una persona, un equipo de personas, una empresa, una organización, una provincia, un país… viven en una situación “no deseada”. Pues bien, para poder arribar a una situación ideal o – en menor proporción “no deseada” – debe optarse por “un cambio”.
A veces, la solución técnica para determinadas cuestiones consiste en el cambio de actitudes, el cambio de pensamientos, el cambio de una persona, el cambio de ciertas estructuras, digamos “la modificación” de algo.
Etimológicamente podemos citar la palabra “cambio” cómo proveniente del latín. En tiempos antiguos se refería el cambio como al mismo trueque, vale decir, la acción de dar algo por “otro algo”.
Los seres humanos somos llamativamente hábiles para complicar innecesariamente las cosas cuando, en realidad, la resolución o la respuesta viene de la mano de la sencillez: en el mundo de las empresas se utiliza mucho la expresión “el A, B, C del Negocio”, lo central o esencial… lo simple.
Es imperativo, entonces, saber distinguir lo que puede modificarse y lo que no, y esto llega a discernirse con el estudio, la aplicación, la experiencia, todo en su justa dosis.
Recordando la Teoría de lo Ideal, la Teoría del Mal Menor y la Gestión del Cambio: The Truman Show
Imaginemos que estamos en una situación “No ideal” de nuestras vidas, en el plano que queramos situar (personal, laboral, social, etc.), y nos proponemos buscar “ese cambio” que necesitamos.
La iniciación misma ya “es un cambio”, ya que buscamos permutar “el estado primario no satisfactorio” por “el movimiento, más el riesgo de vivir un nuevo estado”.
Tal y como se transmitía en la película The Truman Show, el protagonista inició su proceso de cambio solo con proponérselo. Luego, fue paso a paso.
Nuestra preferencia debe orientarse a la acción de traslación ya que no tenemos alternativas. Los griegos sabían llamar Metanoia a esta acción de tránsito: es posible escalonar este camino, pasando de una situación “no ideal”, a una de “menor insatisfacción” para, finalmente, concluir en el estado deseado o soñado.
Muchas veces, al buscar migrar directamente desde nuestro estado “no ideal” al “ideal”, notamos un fuerte abismo, un gran esfuerzo, que nos desespera o nos genera desesperanza, y nos vuelve a nuestro estado inicial.
Comprender que podemos pasar de una situación a otra de forma escalonada, nos permite alcanzar objetivos a corto plazo, celebrar los logros, y motivarnos a seguir.
Démosle cabida a esa tensión creativa que hace salir lo mejor de nosotros mismos en pos de nuestra felicidad, felicidad personal, felicidad organizacional, felicidad social. Apostemos al movimiento esperanzado, por eso, afirmemos calculada y prudentemente… “más vale bueno por conocer que malo conocido”.
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