Desde pequeños podemos identificar si ser abogado formará parte de nuestro futuro adulto. Antes de hablar de la construcción del perfil del abogado de una generación Hollywodense, MTVense y cosmovisionario, es preciso saber quién es un abogado, en virtud de lo que hace y de lo que necesariamente debe pensar en aspectos generales.
Por Daniel Federico Esquivel (@danielocademia), estudiante de Abogacía y Fundador de LOCADEMIA (@Grupo_Locademia), para INSPIRATIVA.org
Este profesional, desde el origen, cuestiona todo a conveniencia, pues el rol que ocupa en la sociedad es ese, el de presentar argumentos que beneficien a una determinada postura que puede encarnarse en un cliente o simplemente en un ideal. El manejo de la palabra y del análisis objetivo de la realidad es (o debe ser) parte de una habilidad innata o de mucha preparación pos parto.
La Generación Y (a la que pertenezco) es esa parte de la Historia que nació entre 1980 y los albores del nuevo siglo. En otras palabras, estos jóvenes empezaron a desarrollar sus relaciones sociales en la medida en que el celular agregaba una función más. La televisión llegaba a su otoño medieval y el Internet nos propició la oportunidad de tenerlo todo de inmediato: no hay que esperar que la radio o Mtv pasen el tema favorito, sino basta con un clic para autosatisfacernos: música, noticias, ideas, amigos y hasta novia.
¿Es todo esto un asesino de la paciencia? La palabra Loading se torna una pesadilla, algo difícil de concebir. Si el archivo lo podemos pasar por wassap en cinco segundos, para qué enviar un fax. Inclusive, al día de la fecha, el email está amenazado en estos tipos de tramites “de inmediato”. ¿Pero si mi socio, cliente o jefe no tiene wifi ni 3G activo en su celular? …tenemos un problema
Algunos atribuyen a Francis Bacon el lema “la información es poder”. La tecnología, el Internet, el Cable TV y el mundo globalizado nos dan un poder que no existía antes. Este poder se hace notable en cada aspecto de nuestra vida y, como ha de estimarse, en nuestra profesión o formación como abogados.
NUEVOS PARADIGMAS
Permítanme empezar cronológicamente desde el inicio del caso y limitar el uso del concepto de Abogado a aquel que tiene vocación para serlo. De esta manera todo comenzó en la escuela, cuando teníamos que cuestionar al profesor: -tengo otra manera de hacer las cosas- o defender al compañero: – pero si él no estaba copiando profesora – Siguió en la casa: -por qué no voy a poder volver a las cinco de la mañana en el auto de Juan a la salida del boliche– En la universidad finalmente uno termina conociendo más a fondo las banderas de “los derechos humanos”. Automáticamente vemos como la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 se encarna en el discurso de justificar una tardanza a clases o algún reclamo en alumnado.
Defender lo indefendible se vuelve un tema de derechos humanos. Creemos que podemos, porque existe el derecho natural y los norteamericanos también pudieron con su revolución; y el Dr. Castelli en su tesis del Cabildo abierto instauró el cambio del régimen. Mucha información que solo los Abogados estamos obligados a conocer, siendo cultura general para nuestros hermanos de “las demás profesiones”. Porque el Abogado es Dios, dijo un profesor. Más tarde que temprano los de la generación Y tuvimos que ver El Abogado del Diablo: – Yo no pierdo, yo gano, ese es mi trabajo – Y Al Pacino bien lo dijo: –la vanidad, mi pecado favorito.
Los de esta Generación sin duda alguna somos más individualistas y reivindicamos la autonomía en las decisiones y las actuaciones. El Abogado se vuelve más ambicioso aun, pero no por dinero o fama, sino para solo demostrarse que puede conseguir lo que aparenta estar fuera del alcance de las manos. El reto es una motivación, los Y estamos acostumbrados a retar, pero no por indisciplina, sino porque hemos sido criados con un conocimiento que, como he dicho antes, nos dio ese poder. Y si el reto va acompañado de buena recompensa dineraria, se hacen obras maestras con el uso de la palabra y el teclado. Porque otro aspecto esencial en este profesional es la rapidez en la mecanografía, mucho más que la propia caligrafía; la generación de argumentos a nuestro favor, más que el consenso.
La búsqueda de la Justicia se torna divertida en la medida de que sea un reto y en el camino se vaya armando el tablero a nuestro favor, de lo contrario la Justicia como fin se torna algo subjetivo, la adaptamos a nuestras justas interpretaciones. No se puede quedar bien con Dios y el diablo, así que mejor es quedar bien con uno mismo. Y es que uno de los pilares de la democracia es la pluralidad de voces, respaldadas por distintas convicciones, a la vez fundadas en distintos valores. Saber lidiar con todo ello se vuelve una ciencia y hallar lo justo un arte.
NUEVAS MOTIVACIONES
En mi rol de facilitador en la academia de preparación universitaria que he fundado en 2011 empecé a investigar acerca de cómo aprendemos mejor los seres humanos. Es destacable el trabajo de William Glasser en este campo: aprendemos mejor cuando explicamos a otros, cuando vivimos la experiencia, en fin, cuando nuestra parte derecha del cerebro se activa. Esta parte está relacionada a las emociones. Es la parte creativa del musculo que a los abogados nos hace ganar mucho dinero y prestigio. Nuestra crianza y educación fue acompañada de juguetes que estimularon desde pequeños a esta parte del cerebro: Sega, Nintendo, X- box, películas, vídeos musicales, etc; a diferencia de la generación X, cuya base del aprendizaje general fue la lectura.
Siendo entonces una generación de abogados que se crió con la tecnología y su magia, con las políticas activas de derechos humanos, con los pilares de la democracia y con esos artistas musicales que constantemente están desafiando el estatus quo, es más fácil llegar a comprender a este profesional G-Y en el mundo laboral:
- Búsqueda constante del equilibrio entre la vida personal y profesional (requisito sine qua non), por ejemplo, no trabajar más de ocho horas al día
- Relaciones flexibles con los socios o jefes
- Búsqueda de un clima organizacional moderno: aquel que lo integre en las decisiones, en caso de estar empleado en una firma, o que sea parte de una familia laboral en su sus relaciones con los socios y colaboradores
- Tener asuntos desafiantes en la agenda: casos que impliquen desempeñar el rol de defensor de pobres en un asunto complejo, por ejemplo.
Para llegar a cumplir con estos requisitos considerados casi universales en los G-Y, es necesaria la flexibilidad horaria, trabajar por objetivos bien marcados y motivados por el seguimiento y la recompensa al corto plazo, otra diferencia con la G-X, cuya visión se centraba en el largo plazo.
La G-Y generalmente no busca escalar y echar raíces, pues nos atrae más los viajes y somos propensos a abandonar un puesto o proyecto si se presenta uno mejor o no estamos lo suficientemente cómodos como para soportarlo varios años más. La excepción a ello puede darse en el sector público en el marco del Poder Judicial, pues las condiciones laborales y la remuneración suelen ser tentadoras, en la mayoría de las veces cumpliendo los requisitos: no más de seis horas en días hábiles, ambiente formal pero remuneración cómoda.
En algún litigio cuyos representantes letrados (abogados) sean, uno de G-X frente a uno de G-Y, disputándose por la decisión favorable del juez, habría – seguramente en la escena de los argumentos- mucha experiencia y maña versus una actitud innovadora.
Deja una respuesta