Un simple estudio desarrollado en todo el país puede respondernos estas preguntas, a la vez que nos hace reflexionar sobre la creatividad e innovación.
Por Diego Pasjalidis, docente y orador experto en Estrategias e Innovación. Autor del Best Seller INSPIRACION EXTREMA (Ed CONECTA).
Luego de los resultados un estudio desarrollado tiempo atrás, que arrojaba que solo el 7% de las empresas innovaba, decidí redoblar la apuesta con un nuevo desafío.
El proceso me llevó casi seis meses, y fueron testeadas 246 personas de todo el país que participaron de algunos de mis encuentros de estrategias e innovación, desarrollados por Universidades, Escuelas de Negocios, Asociaciones Profesionales y Empresas de las más diversas.
Por supuesto, los resultados pueden ser discutibles ya que todos los participantes fueron alumnos míos y compartían una necesidad y un interés específico en la materia. Pero me animo a decir que la muestra puede ser representativa por la diversidad de edades, sectores, y tipo de empresas a las que pertenecían, al menos, para sacar unas primeras conclusiones.
A diferencia del estudio anterior, que consistió en un cuestionario, este se basó en una serie de ejercicios específicos y desafíos puntuales para estimular tanto la creatividad como la innovación a problemáticas de la vida cotidiana.
Creatividad no es Innovación
Estos dos términos están tan relacionados que hasta se utilizan como sinónimos. La creatividad es la capacidad que tenemos todos de generar ideas, de imaginar. Es una característica propia del ser humano. Todos somos creativos, y algunos lo expresamos más evidentemente en el arte, otros en la cocina, en las ciencias, en las actividades manuales, etc.
La innovación, por su parte, consiste en llevar esas ideas a la práctica. Es la creatividad convertida en un negocio, en una obra, en un producto, en un plato de comida.
El estudio desarrollado tuvo dos tipos de objetivos. El primero, estimular el pensamiento creativo para generar diversidad y cantidad de ideas novedosas ante varios desafíos de la vida cotidiana. El segundo, consistía viabilizar esas ideas con alternativas para que su implementación se haga de forma efectiva y eficiente, eliminando toda barrera o riesgo.
Los tres resultados predominantes fueron:
- Los emprendedores son un 40% más creativos
Aunque esta afirmación puede ser polémica, tiene una explicación. Tras una serie de ejercicios en los que trabajaron tres personas en equipo, se observó que los resultados de aquellos grupos conformados exclusivamente por emprendedores generaban un 36% más cantidad de ideas que los conformados por empleados y ejecutivos de grandes empresas, con una diversidad de ideas del 42% (índice medido entre cantidad de ideas de naturaleza diferente vs la cantidad total de ideas generadas).
- Los empleados son un 23% más innovadores
Este resultado se obtuvo tras analizar la viabilidad técnica y comercial de implementar las ideas y que estas tengan el impacto para el cual habían sido generadas. Si bien la cantidad de ideas generadas por empleados y ejecutivos de grandes empresas fue menor, el grado de viabilidad para ser implementadas fue un 23.5% superior a la de los emprendedores.
Una forma de interpretar estas diferencias entre creatividad e innovación en los grupos de emprendedores y empleados puede darse por dos razones:
- el grado de flexibilidad y amplitud en el que se desenvuelve un emprendedor puede hacer que su cerebro esté más estimulado para generar mucha cantidad y diversidad de ideas.
- el grado de especialización y predominio del pensamiento o conocimiento analítico de los empleados y ejecutivos puede generar un filtro inconsciente de ideas, lo que hace que generen menor cantidad, y que las que efectivamente surjan tengan una mayor posibilidad de ser implementadas.
- Las mujeres son más creativas, y los hombres más innovadores
Parece que, al menos en este ejercicio, no somos todos iguales sino que cada género tiene sus particularidades.
Al procesar la información de los equipos constituidos exclusivamente por mujeres versus los formados solo por hombres, se evidenció que el grado de creatividad de las mujeres fue un 27% superior al de los hombres; mientras que luego de analizar la viabilidad de las ideas para su implementación mostró que los grupos de hombres fueron un 34% más innovadores.
Estos datos no variaban demasiado en relación a la edad, sector o disciplina de cada grupo, por lo que atribuyo el resultado a la forma diferente en la que las mujeres y los hombres interpretan, procesan y definen las propuestas con los estímulos a los que fueron sometidos y, por sobre todo, cómo influyen y se expresan los sentimientos y emociones durante un proceso creativo.
Por supuesto, estos tres resultados son genéricos y pueden existir particularidades, pero podrían evidenciar que la distancia entre CREATIVIDAD e INNOVACIÓN:
- La inspiración, que puede estar dada por cualquier tipo de estímulo exterior, despierta una emoción en nosotros. Nos sentimos inspirados cuando algo o alguien dice o hace algo que nos genera una chispa para pensar diferente respecto a una necesidad o interés.
- La emoción es un elemento de auto-motivación que nos moviliza a ser más creativos, a generar ideas para cambiar nuestra realidad.
- La creatividad, sí o sí, requiere del pensamiento analítico para poder convertirse en innovación, en algo viable y sostenible.
Algunos podemos ser inspiradores, otros creativos y otros innovadores. Algunos podemos tener una dosis de cada uno de estos componentes. Algunos expresamos cada uno de estos atributos en situaciones o momentos distintos, cumpliendo cada rol en escenarios diferentes.
Estos resultados nos muestran la importancia de estimular tanto la creatividad como análisis para generar cambios reales en nuestra vida, economía o sociedad y – a la vez – nos habla de la importancia de la cooperación, el trabajo en equipo y de la diversidad, ya no solo como una cuestión de equidad, sino de necesidad de complementación para obtener más y mejores resultados.
Deja una respuesta