El emprendedor no escribe deseos, trabaja para ellos. ¡Felicidades!
Por Diego Pasjalidis – autor del libro “Inspiración Extrema” (Ed Conecta), experto en estrategias e innovación.
Cada vez que llega fin de año hablamos de anhelos y de cambios que esperamos para nuestro nuevo comienzo. Los emprendedores no escapan de esta realidad.
Pero lo cierto es que para lograr un cambio no solo hay que soñar, sino que hay que actuar. Una idea es solo una idea, hasta que se implementa y se convierte en innovación, generando ahorros, beneficios y/o ingresos.
Es una cascada causa-efecto, haciéndolo simple y de forma empírica: solo 1 emprendimiento sobrevive una década de cada 10 que se lanzan. Pero para generar esos 10 emprendimientos se necesitaron al menos unas 100 ideas o intenciones de hacerlo, para lo cual debimos proponer al menos 1000 alternativas previamente, generadas a partir de diferentes técnicas de creatividad, que demandaron (en promedio) 7 minutos por idea.
Necesitamos 7000 minutos de generación de ideas, algo así como unas 116 horas. Si le dedicáramos no más de 2hs a cada sesión, tenemos que dedicar durante 58 días al año o 1 día a la semana para concentrarnos en los problemas u oportunidades para obtener nuevas ideas.
Pero ¿Cuántos de nosotros dedicamos un tiempo semanal a generar ideas? Es ahí en donde la cascada no se desencadena, por el contrario, se desencadena la cascada de “más de lo mismo” ya que optamos por atender lo urgente, pensar en los problemas y administrar nuestro negocio sin pensar en construir nuevas salidas. Es por ello que menos del 5% de las empresas desarrollan innovación en productos, procesos o gestión de personas.
Lo urgente atenta contra lo importante, y esta es una frase que no nos sorprende pero que nos condiciona el futuro.
¿Cuántas veces un pescador debe lanzar su anzuelo hasta sacar un pez? ¿Cuántas vece un jugador de fútbol debe pasear al arco hasta convertir un gol? Entonces… ¿Cuánto tiempo estamos dedicando a pensar ideas, para que estas surjan?
Mientras sigamos escribiendo deseos en lugar de armar planes para concretarlos, estaremos dejando en manos de la suerte, destino o el azar que nuestra situación cambie. Si planificamos y actuamos para construir nuestra realidad, nos estaremos convirtiendo en arquitectos de nuestro futuro, y no en espectadores pasivos de la realidad emprendedor.
Deja una respuesta