Sabiéndolo o no, día a día elegimos el camino hacia dos tipos de vida radicalmente diferentes: ser jubilado o estar de júbilo. Gran parte de este resultado, aunque no lo creas, está en tus manos
(*) Por Diego Pasjalidis (@diegopasjalidis) – Experto en estrategias e innovación, autor de «Inspiración Extrema» (Ed. Conecta)
La Real Academia Española puede ayudarnos a establecer el punto de partida para dos conceptos aparentemente similares, pero que son dos caras de una misma moneda. Por un lado, “júbilo” se define positivamente como “Viva alegría, y especialmente la que se manifiesta con signos exteriores”. Por su parte, “jubilar” (acción de jubilación) considera algunos conceptos menos gratos como “Dispensar a alguien, por razón de su edad o decrepitud, de ejercicios o cuidados que practicaba o le incumbían” y “Desechar algo por inútil”.
Adrede he tomado los extremos en las definiciones de dos términos que se asocian a un tema recurrente en todas las sociedades, y cuyo único responsable parecería ser el Gobierno de turno.
Pero lo cierto es que debemos enfrentarnos con la realidad, y como escribió el famoso cantautor Silvio Rodríguez: “el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos”, y debemos tomar medidas.
¿JÚBILO O JUBILACIÓN? ¡ES TU ELECCIÓN!
Probablemente cada país tendrá diferentes experiencias sobre la calidad de vida de sus jubilados en la historia; pero – en la mayoría de los casos – seguramente no sería el estilo de vida que quisiéramos para nuestra vejez.
Actualmente, una persona de 65 años es muy vital y tiene mucho para disfrutar. Las expectativas de vida son mayores gracias a los avanzas tecnológicos y médicos, lo que también termina por presionar contra el sistema de previsión social: cantidad similar de trabajadores aportantes para más años de vida de los retirados. Con suerte, los Estados podrán mantenerse operando con los niveles actuales de jubilaciones y pensiones.
Pese a todo ello ¿te imaginas viviendo a partir de los 65 años con una jubilación? ¿Podrías hacerlo?
Aparentemente, salvo casos excepcionales, la jubilación no es suficiente para mantener la calidad de vida que necesitamos para esa etapa de nuestras vidas en donde más lo necesitamos.
Una fórmula que puede disparar nuestra atención requiere solo dos datos:
a. ¿Cuánto crees necesitar (a valor de dinero de hoy) para poder tener una calidad de vida adecuada cuando llegues a la edad de 65 años? Se refiere al dinero mensual para hacer frente a la alimentación, servicios, alquileres, salud, algo de ocio, etc. Por ejemplo, tomando una moneda “dura” para evitar cualquier aspecto inflacionario, u$s1.500 por mes (dólares).
b. ¿Cuál es tu edad? Por ejemplo, 38 años
Solo con esos dos datos, podemos hacer un viaje al futuro para imaginar nuestra vida.
Paso 1: tiempo restante
Lo primero que hacemos es restar a 65 tu edad. En general la edad de jubilación es 65 años, si fuera otra deberíamos tomar ese número como referencia. A partir de este cálculo, obtenemos los años que restan para jubilarte. Si los multiplicamos por 12, obtenemos los meses que te restan.
Por ejemplo: 65 – 38 = 27 años para jubilarse
Es decir, 27 x 12 = 324 meses
Paso 2: monto requerido
El punto “a” nos dice el dinero que debería ingresar en tu hogar para tener una vida como la que esperas. Una parte de ese dinero provendrá de una jubilación, podrías considerar una jubilación mínima, por lo que al monto que has definido debes restarle lo que el Estado te aseguraría como mínimo. Si no crees poder acceder a una jubilación, el 100% de los ingresos del punto “a” deberían provenir de una fuente adicional.
Por ejemplo: u$s1.500 – u$s250 (jubilación mínima de ejemplo) = u$s1.250 deben provenir de fuentes adicionales a la jubilación
Paso 3: inversión necesaria
Si bien las alternativas de inversión son diversas, lo cierto es que pocos pondrían el futuro de sus ingresos en variables riesgosas. Por ello, podríamos considerar que una alternativa segura de la que podrían provenir los ingresos adicionales puede ser de la renta o alquiler de inmuebles.
Si bien las tasas dependen de cada mercado, podemos considerar que el alquiler promedio de un inmueble corresponde al 0.5% de su valor.
De esta manera, podemos calcular cuánto deberíamos tener invertido en inmuebles a los 65 años de modo tal que, como resultado del o los alquileres, obtengamos el dinero que calculamos necesitar en el paso 2.
En el ejemplo sería: u$s1.250 / 0.5%
O lo que es igual: u$s1.250 / 0.005 = u$s250.000
Paso 4: acción!
En el paso anterior calculamos el dinero que deberíamos haber reunido a los 65 años, de modo que podamos comprar departamentos y alquilarlos, y vivir de dicha renta. En el ejemplo decimos necesitar un capital de u$s250.000 (para uno o varios inmuebles). Si ya contaras con ahorros previos, deberías restarlos a este monto para el cálculo siguiente.
Ahora, dividamos ese capital por los meses que nos restan para jubilarnos, de forma de saber cuánto debemos comenzar a ahorrar a partir de ahora mismo para poder llegar al nivel de vida que necesitamos.
En el ejemplo: u$s250.000 / 324 meses = u$s771
Si este ejemplo reflejara tu caso, deberías ahorrar u$s771 por mes, todos los meses hasta jubilarte. Si algún mes no logras ahorrar ese dinero, al siguiente mes deberás recuperar ese faltante como adicional. Si no lo haces, no llegarás al capital, no comprarás el/los inmuebles necesarios, no obtendrás la renta que deseas y, por lo tanto, el nivel de vida que esperas.
¿TU SALARIO O ESTILO DE VIDA TE PERMITEN AHORRAR A ESOS NIVELES?
Una respuesta común a este interrogante es, definitivamente no. Justamente, este malestar nos permite comprender que – en general – no podemos depender de un sueldo, por más cómodo que resulte, y que debemos comenzar a explorar nuevas fuentes de ingresos cuando aún tenemos tiempo.
Cuanto antes reflexiones al respecto, menores serán las exigencias que deberás enfrentar. Cuanto antes consideres la posibilidad de desarrollar emprendimientos paralelos a tu actividad principal, menos carga tendrán sobre tus hombros.
Para los no tan jóvenes, es bueno explorar alternativas que permitan capitalizar los ahorros en la medida que los vamos obteniendo, de modo de poder ganar intereses mientras nos ocupamos de generar nuevos ahorros.
Una famosa frase dice que “el techo debe arreglarse antes de que llueva”, así que es momento para reparar el nuestro.
Esto es parte de un cambio de paradigmas que debemos hacer: pasar de pensar como empleados a pensar como emprendedores o empresarios, independientemente de la función que hoy tengamos.
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