Por Diego Pasjalidis (*)
Existe una cultura en muchas organizaciones con viejos modelos y estructuras, que tienden a licuar la innovación o el espíritu emprendedor de sus miembros.
El micromanagement es unes una forma de gerenciamiento en el que los líderes observan demasiado de cerca y ejercen control minucioso sobre las personas y sus tareas. Está más asociado al acecho, desconfianza, búsqueda del error como principal objetivo, que a la construcción, guía, facilitación y la búsqueda de agregar valor al otro (tanto a clientes internos como externos) como objetivo.
El micromanagement es eficiente (si le encontráramos un punto positivo) solo en el muy corto plazo o en mercados en donde el valor agregado profesional es escaso o fácilmente reemplazable.
Como obtenemos lo que controlamos, el exceso control genera un desvío de conductas para que aquello que se controla sea lo que se haga bien, lo que normalmente no conduce al beneficio final real buscado por una organización.
Es por ello que el famoso dicho «cuando un clavo sobresale recibe un martillazo» se convierte en realidad en este contexto, en donde los profesionales realmente valiosos terminan perdiendo su diferencial como modo de supervivencia o renunciando (físicamente o mentalmente) a sus actividades.
(*) especialista en innovación. Director de Carrera Ingeniería Industrial en UADE. Asesor de innovación en INTI. Autor del libro «Inspiración Extrema»
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