Lo que no te cuentan sobre el agua

El 22 de marzo se celebra el día mundial del agua, una oportunidad que nos invita a reflexionar y a renovar nuestro compromiso para cuidar un recurso vital para nuestra existencia. Pero ¿qué hay detrás de cada gota de agua?

Por Diego Pasjalidis – Director de las Carreras Ingeniería Industrial y Licenciatura en Gestión Ambiental de Fundación UADE (Universidad Argentina de la Empresa)

 

Al menos, cada día desperdiciamos entre 120 y 150 litros de agua por persona, de acuerdo al consumo en los hogares y lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Así, cada uno de nosotros estamos derrochando unos 50.000 litros (50 metros cúbicos) al año del preciado recurso. Esto representa que – a nivel país y tan solo en los hogares – derrochamos unos 2.100 millones de metros cúbicos al año.

Pero no solo se trata del agua. Para que la misma llegue a nuestros hogares se requiere de energía para extraerla, tratarla, distribuirla y – en muchos casos – elevarla a un tanque. Esa energía “invisible” también se va por el caño con cada gota derrochada, y puede representar anualmente al menos unos 1.500 Giga Watt hora, dependiendo del tipo de fuente, tratamiento y estado de las cañerías, en base a datos de la CEPAL y estudios locales.

Con la energía que se lleva el agua desperdiciada en nuestras casas podemos abastecer con electricidad a unos 400.000 hogares cada año, lo que equivale a satisfacer las necesidades energéticas del 100% de las familias que viven en asentamientos en la provincia de Buenos Aires, según el informe “relevamiento de asentamientos informales 2016” realizado por la organización Techo de Argentina.

Y la energía derrochada se eleva notablemente cuando desperdiciamos agua caliente, por ejemplo en duchas largas o cuando lavamos los platos, lo que podría elevar el desperdicio energético anual alrededor de un 60% más, dependiendo si el agua es calentada con gas o electricidad.

Lo que no se mide no se puede controlar, y si no se controla difícilmente pueda corregirse. La micromedición (medidor de consumo de agua) puede contribuir a formar conciencia del uso que cada uno de los hogares tiene del valioso recurso, de forma de terminar con la cultura de la “canilla abierta” y fomentar la implementación efectiva de las medidas de las que mucho se ha hablado, pero sobre lo que poco se ha hecho, como reemplazar cabezales de ducha de bajo consumo que pueden posibilitar ahorros del 50% en el uso de agua, inodoros con doble válvula con ahorros de hasta el 70%, aireadores de canillas que permiten reducir el consumo al menos un 40% en cada uso, además de cerrar las canillas al lavarse las manos y dientes, y lograr que encargados de edificios utilicen las pistolas de ahorro de agua de las que tanto se ha hablado y poco se ha implementado.

El agua que no hemos de beber, la estamos dejando correr y – con ella – la energía invisible, vital y escasa del recurso energético.


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