Matar a la vaca: la reinvención forzada

Por Diego Pasjalidis

Cuenta la historia de un joven discípulo que se veía perturbado por la incapacidad de comprender por qué tantas personas aceptaban una vida de carencias, mediocridad pero, a si vez, de comodidad. Ante su persistente inquietud, su anciano maestro decide intervenir. Le propone visitar a una familia en el campo mientras entrega una caja especial, sugiriendo que el cambio de entorno le hará bien.

Durante el viaje, el discípulo se sorprende al llegar a un lugar empobrecido, donde la familia del maestro reside en una precaria casucha. La situación es desoladora: ocho personas viven en un espacio diminuto, vistiendo ropas desgastadas y transmitiendo resignación. Su única posesión es una vaca flaca que apenas les proporciona leche de escaso valor nutricional.

La historia da un giro inesperado cuando, tras pasar la noche junto a la casucha, el maestro sacrifica la vaca frente al desconcertado discípulo. La acción provoca semanas de insomnio al joven, quien no comprende la razón detrás de este acto aparentemente cruel.

A pesar de sus preguntas, el maestro no revela su motivación. Un año después, cede a la insistencia del discípulo de regresar al lugar. Encuentran una nueva casa, un terreno bien cuidado y una familia transformada. El antiguo hogar desapareció, pero el padre, ahora próspero, explica cómo la pérdida de la vaca los llevó a reinventarse.

Después del trágico evento, la familia limpió el terreno y encontró una caja de semillas. Aprendieron a cultivar, vendieron los productos y crearon un negocio próspero que les permitió construir una nueva vida. El maestro, al cuestionar al discípulo sobre si la familia estaría en su situación actual si aún tuviera la vaca, destaca que la pérdida de la falsa seguridad que proporcionaba el animal fue la oportunidad para liberarse de la mediocridad y prosperar.

A veces, es necesario que alguien «mate a tu vaca» para que puedas animarte a prosperar.


Posted

in

by

Tags:

Comments

Deja un comentario